
07 Dic Rompiendo cadenas con el coaching
Este fin de semana he asistido a un taller de coaching familiar en Ourense verdaderamente enriquecedor.
Dice el refrán: Nadie escarmienta en cabeza ajena. Gran verdad que me viene que ni pintado para lo que ha ocurrido este fin de semana.
El taller estaba dirigido a coaches o profesionales en el acompañamiento familiar para que a través del entrenamiento en la propia persona, pudiéramos poner en práctica posteriormente con las personas que acompañamos las herramientas aprendidas.
El coaching, orientación personal
El coaching es un proceso de acompañamiento personal que se realiza a aquél que lo solicita y donde el protagonista es cada persona. El encuentro que se llega a producir entre acompañante y acompañado es lo que permite que el coaching sea la herramienta que contribuye a generar ese encuentro con uno mismo, rompiendo cadenas, desbloqueando emociones, superando miedos, despojándonos de culpas….
Este proceso es tan íntimo y personal que hasta que no lo vives en primera persona no te das cuenta de la potencia que tiene esta herramienta y de la eficacia que genera en las personas que acuden a él.
Y como hablamos de personas, cada una, con sus capacidades, aspira a alcanzar su plenitud, desde ese sentido profundo que hemos podido descubrir …por eso, en la medida que no somos capaces de desarrollar esas capacidades ( bien por nuestra propia autolimitación, bien porque no nos han permitido desde pequeños), se nos puede llegar a hacer difícil el camino a la plenitud que como personas ansiamos, generándose en nuestro interior una serie de bloqueos emocionales que nos causan heridas, con las consecuencias que de ello se derivan ( miedos, etc…)
Un proceso personal e interior
Todo este proceso interior que se produce en la persona, muchas veces se hace consciente en la medida que eso que nos chirría por dentro, que nos raspa, a veces no lo podemos identificar y otras veces, lo podemos llegar a concretar con un daño que hemos hecho o que nos han hecho, con un miedo a no dar la talla, con una rigidez a la hora de decir o hacer las cosas, con una culpa que nos pesa demasiado, con un complejo concreto, incluso con alguna somatización a través de lumbalgias, cefaleas, ansiedades, iras no controladas, etc….
A través de las herramientas del coaching podemos llegar a la raíz o foco de ese bloqueo de esa herida que nos impide avanzar, al encuentro con uno mismo y, en la medida que nos hacemos conscientes, lo podemos llegar a gestionar de una manera madura, desbloqueando esa herida, que si bien nos va a acompañar siempre ( porque recordemos que las heridas cuando curan dejan una pequeña señal o cicatriz), su presencia nos ayudará a ser plenamente conscientes de que somos capaces de afrontar las dificultades y superarlas, pero que el recorrer ese camino sólo depende de uno mismo para tomar las riendas de nuestra vida y elegir, en libertad, para alcanzar nuestra plenitud como personas.
Mercedes Honrubia
Instituto Coincidir