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Qué hacer con el tiempo que se nos ha dado

Un año más, se acercan las celebraciones navideñas. Últimamente se leen publicaciones con titulares referidos al número de personas a quienes les gusta esta época del año y a quienes les es indiferente, o incluso la aborrecen.

Si sopesáramos en una balanza los motivos para posicionarse en un lado o en el otro, podríamos aludir al frío que hace, a las aglomeraciones de gente en las calles o los centros comerciales, a lo que suben los precios, a lo aburrido que resultan las mismas caras, los mismos villancicos… la misma rutina de todos los años, en definitiva.

Sin embargo, se pueden aprovechar estos días para intentar dejar de lado todas esas dificultades circunstanciales y centrarnos en buscar qué puede haber de positivo en este periodo y sacarle todo el jugo posible.

Por ejemplo, que es un tiempo propicio para regalar es algo que todos compartimos. Y hay muchas formas de entregar y recibir magníficos regalos de Navidad, sin necesidad de gastar grandes cantidades de dinero. ¿Cuántas veces al año tenemos la oportunidad de dedicarnos en profundidad a nuestros seres queridos, sin el trajín y el estrés del día a día? ¿Cuántas veces aprovechamos la oportunidad de dejar a un lado las rencillas y los roces para fijarnos en quien tenemos delante y valorar lo importante que es para nosotros? ¿Cuántas veces nos atrevemos a decir ese “gracias”, ese “perdóname”, o ese “te quiero”? ¿Cuántas veces caemos en la cuenta de lo afortunados que somos, pese a las dificultades con las que convivimos?

Porque sí, es una etapa de mucho “ruido” exterior. Pero si nos conseguimos apartar un poco de éste y hacer silencio, seremos capaces de dar respuesta a estas preguntas, y a otras que seguramente surjan si hacemos un parón y nos escuchamos unos a otros, o a nosotros mismos.

“No nos toca a nosotros decidir qué tiempo vivir, sólo podemos elegir qué hacer con el tiempo que se nos ha dado”, reza una frase de El Señor de los Anillos. Por tanto, aprovechemos, ya que se nos pone en bandeja, este momento del año para reflexionar, para dar gracias, para pedir perdón, para regalarnos a nosotros y regalar nuestro tiempo a quien lo necesite, que será sin duda aquello que más aprecien quienes nos rodean.

Miguel Valentín-Gamazo

Psicólogo y orientador escolar