
16 Feb «No quiero tragar con la infidelidad»
– «María, ¿te puedo contar una cosa?»
– «¡Claro!», le dije.
– «Me gusta un chico (silencio); me gusta bastante, la verdad (sonríe)»
– ¡Qué bien! ¿no?
– «Sí (no muy convencida)»
– ¿Pasa algo? No te veo muy contenta.
– Pues es que me da miedo…. (y se embala). Me da miedo porque me gusta mucho. Y yo creo que también le gusto. Pero claro, no sé si él es como todos… casi toda la gente que conozco salen un tiempo, pero no duran. Y, además, no van en serio porque están contigo y a la vez están con otros.
– ¿Cómo, cómo?
– Sí, a mí ya me ha pasado dos veces: en la universidad empecé a salir con un chico que me gustaba y para mí si estás con una persona, pues lo normal es que sólo estés con ella ¿no te parece?
– Sí, me parece.
– Pues no; al poco tiempo me di cuenta de que salía conmigo y a la vez se estaba acostando con otras. Le dije que cómo me hacía esto, y se quedó alucinado: que todo el mundo lo hace, que las cosas son así, como que de qué me quejaba… Y esto mismo me volvió a pasar con otro chico, en el último año de carrera. Esto fue peor, porque cuando empezamos a salir le dije que para mí la fidelidad en la relación es fundamental; y él me dijo que estaba de acuerdo. Pero, unos meses después, resulta que un fin de semana que yo estaba de exámenes se fue con un grupo de amigos y se acostó con una de las chicas. Me lo contaron algunos del grupo; y encima se enfadó, que por qué le pedía explicaciones, que si no había ido no tenía por qué enfadarme por “una tontería”. Y es que para mí no es “una tontería”, María. Es que no, es que yo no quiero tragar con la infidelidad, y parece que soy un bicho raro. Y además, todo mentiras, porque ya habíamos hablado de esto y me había dicho que para él también era importante. Creo que se aprovechó de mí, confié en él y no tenía que haberlo hecho. Pero ¿cómo voy a salir con un chico si no me puedo fiar de él? ¿Tú crees que encontraré alguno que piense como yo? Porque ahora me da miedo hacerme ilusiones y que otra vez me engañen, sería demasiado que me pasara una vez más.
Esta conversación es real, no me la invento. Es importante aclarar que es en un contexto de noviazgo (aunque tal vez no lo llamen así, sino “salir con” hasta que haya una decisión seria de comprometerse). Conozco chicas (y chicos) con heridas porque en estas relaciones de noviazgo han sido engañados. Porque para ellos esa infidelidad es un desprecio de lo que son, un salir perdiendo en comparación con otra persona: te ha gustado más que yo o te da algo que prefieres a lo que yo te doy, a lo que yo soy. Vamos, que no me valoras lo suficiente como para elegirme a mí. Y, además, no me lo dices a la cara.
La herida va más allá. Porque, efectivamente, supone un ataque a la confianza. Si no te puedes fiar del chico, de la chica con la que sales ¿de quién te vas a fiar? Y la próxima vez ¿podré confiar, sabiendo que ya me han engañado; o me pongo a la defensiva y pienso de entrada que no te puedes creer nada de nadie?
No es fácil dar una respuesta. A la chica de la conversación, la felicité por valorarse a sí misma, que eso es lo que está detrás de no aguantar esa infidelidad.
(Mira, no, si estás conmigo es porque para ti soy especial; si estás con varias a la vez, conmigo no cuentes. Yo no quiero ser “una más”, quiero ser la única. Y, ya que en el noviazgo no nos hemos comprometido “hasta que la muerte nos separe”, si no quieres seguir conmigo: ¡dímelo! Pero no me mientas, no me engañes)
Y, sobre todo, no pierdas la confianza: claro que habrá quien sepa valorarte y quererte, no dejes de defender lo que para ti es esencial en una relación por miedo a quedarte sola.
Si de verdad te gusta ese chico, dale una oportunidad. Pero sin acelerarte: las relaciones valiosas llevan su tiempo, no adelantéis etapas. Id despacio, para poder conoceros, para contaros lo que para cada uno es importante, para mostraros como sois y ver si os queréis así, o no. Si no tenéis prisa, iréis ganando en confianza en la medida en la que lo que cada uno expresa sea entendido y compartido, o al menos respetado, por el otro. Y esto lo vais a ver paso a paso; si uno de los dos tiene que dejar de ser él mismo para poder continuar la relación, construís sobre una base falsa.
En un noviazgo a fuego lento, no exprés, vais a tener ocasiones de comprobar si podéis fiaros uno de otro; si sois capaces de solucionar los desencuentros; si queréis compartir los días buenos los malos; en definitiva, si vuestro amor es auténtico.
Aunque te parezca que estás loca, otros muchos desean vivir lo que tú quieres, pero creen que no es posible. No te conformes con menos de lo que deseas: que te quieran y te quieran bien.
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