17 Ago La inteligencia emocional
¿Qué es la inteligencia emocional?
En líneas generales podríamos decir que es la capacidad para reconocer sentimientos propios y ajenos y la habilidad para encajarlos.
La inteligencia emocional la forman un conjunto de competencias para gestionar nuestro mundo emocional. Tal y como describe Bucay en su metáfora del carruaje: las emociones son los caballos (la energía) que tiran del carruaje (nuestro cuerpo), pero es necesario un jinete que tome las riendas de esos caballos y los guíe para que nuestro carruaje vaya bien dirigido hacia donde queremos caminar. Es decir, la esencia de la inteligencia emocional, es la capacidad para poder gestionar nuestras emociones y sentimientos evitando que estos afecten negativamente a nuestra vida diaria
¿Cómo podemos vivir con inteligencia emocional?
A continuación, queremos exponer unas pinceladas de las competencias necesarias para vivir con inteligencia emocional:
a) Adoptar una conciencia emocional
Las emociones no son buenas o malas, son agradables o desagradables, pero en cualquier caso nos hablan de nosotros y es importante saber escucharlas. Es importante saber si esta sensación desagradable es miedo, tristeza, enfado…Al saber poner nombre a lo que me está pasando, me da sensación de control y además me está diciendo muchas cosas de mi mismo: si tengo tristeza es porque hay algo que anhelo que no poseo o que he perdido y puede que me ponga en acción para conseguirlo; si siento miedo, a lo mejor es porque tengo que huir de una situación peligrosa o a lo mejor puedo descubrir que la situación que me asusta no es tan peligrosa y mi miedo se disuelve…
A veces, no identificar adecuadamente las emociones nos puede llevar a relacionarnos mal con nosotros mismos o con los otros…y ya que nuestra vida es en relación, es importante aprender a conocer lo que sentimos y sienten los otros en cada momento. Un ejemplo de ello, aparece en la fábula de “La tristeza y la furia” de Jorge Bucay. La furia y la tristeza se bañaron desnudas en un lago y al salir confundieron sus ropas y las intercambiaron…“Cuentan que desde entonces, muchas veces uno se encuentra con la furia, ciega, cruel, terrible y enfadada, pero si nos damos el tiempo de mirar bien, encontramos que esta furia que vemos, es sólo un disfraz, y que detrás del disfraz de la furia, en realidad… está escondida la tristeza”
b) Regulación emocional
Aprender a conocer lo que sentimos es un primer paso muy importante, pero si nos quedamos ahí, será insuficiente…Es importante que distinga si lo que estoy sintiendo es miedo o enfado, pero también es fundamental que sepa cómo tengo que manejar cada una de esas emociones para encaminarlas hacia un fin adecuado.
c) Autonomía emocional
Esta capacidad, implica poder llegar a autogenerarse las emociones apropiadas en un momento determinado…es decir la capacidad de automotivarse, de tener una actitud positiva, de sobreponerse en determinados momentos a ciertas emociones como el miedo o la tristeza…
Llegar a ser conscientes de nuestras necesidades afectivas, vitales, espirituales…y facilitarnos las experiencias o personas que puedan ayudarnos a satisfacerlas. Todos necesitamos unos de otros. La autonomía emocional no es no necesitar de nadie, sino más bien que uno mismo es consciente de sus necesidades y es el que se responsabiliza de sí mismo para proporcionar la satisfacción de éstas, pidiendo ayuda a los demás de forma adecuada. Ser autónomo emocionalmente no es que ”yo me basto solo”, pero tampoco que dependo de una persona concreta. Ser autónomo emocionalmente es que sé que no soy autosuficiente, necesito de los otros, pero puedo llevar esta necesidad conmigo hasta encontrar a quien pueda ayudarme con ella.
¿En qué principios me puedo basar para desarrollar mi inteligencia emocional?
- Conócete a ti mismo/a, detectando cuáles son tus puntos fuertes y cuáles son tus puntos débiles.
- Aprende a mantener la calma ante situaciones delicadas. Es muy importante no perder los nervios y ser capaz de controlar nuestros impulsos.
- Cuando te relaciones, hazlo con empatía, siempre poniéndote en el lugar de los demás.
- Toma la iniciativa y realiza las cosas por ti mismo/a siempre que sea posible, responsabilizándote de tus actos.
- Desarrolla las habilidades sociales necesarias para poder relacionarte de forma asertiva.
- Afronta y resuelve los problemas desde otra perspectiva, siendo capaz de observar tu entorno desde otro prisma.
Como dijimos al principio, la inteligencia emocional nos da la oportunidad de crecer como personas conociendo nuestros impulsos y sentimientos y así gestionar nuestras emociones evitando que afecten negativamente a nuestra vida diaria
Esther Arnáiz Beltrán
( Psicóloga colegiada M-25751)
Bibliografía:
– “Actividades para el desarrollo de la inteligencia emocional en los niños” GROP (Grup de Recerca en Orientaciò Psicopedagògica)
– “Las tres preguntas” Jorge Bucay